Una conocida muy desconocida

Algunos la conocen como Mirra, otros como Catarina de San Juan, pero ¿quién fue la China Poblana?

Se dice que Mirra era una princesa nacida en la India, que fue capturada por piratas y vendida como esclava en las Islas Filipinas, donde fue bautizada con el nombre de Catarina de San Juan. El comprador la llevó hasta el puerto de Acapulco a través de la Nao de China, y de ahí a la Puebla de los Ángeles, donde trabajó en una casa muy cercana al antiguo Colegio del Espíritu Santo. Después vivió en un convento hasta su muerte a los 82 años, el 5 de enero del 1688. Fue enterrada en la Iglesia del Espíritu Santo, donde actualmente está su lápida.

Fue entonces cuando empezó a correr el rumor de que Catarina podía ver a la Virgen María y al niño Jesús, por lo que los poblanos la empezaron a venerar como una santa.

Tan grande fue el problema que la mismísima Inquisición tuvo que prohibir y destruir las estampas religiosas que se habían impreso con el rostro de Catarina.

Pero ¿qué tiene que ver ella con la China Poblana?

Resulta que más de 150 años después de esto, a las poblanas les encantaba el maquillarse y usar faldas bordadas con lentejuelas de plata para llamar la atención; además de blusas con bordados muy coloridos, se les empezó a llamar "chinas", porque en ese entonces se creía que la primera mujer que usó esas faldas había sido Catarina de San Juan a quien también le decían la China.

La llamaban así porque en esa época se usaba esa palabra para cualquier persona que llegaba de Asia, sin importar su país de origen.

Así nació entonces la leyenda de una princesa esclava que llegó a la Puebla de los ángeles, conocida desde entonces como la China Poblana.


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