El español que hablamos actualmente en México está lleno de palabras con ch, se trata de un sonido inagotable para la creación de nuevas voces. Te contaremos el origen de algunas pala-bras populares con ch.
El nacimiento del dígrafo ch (signo ortográfico compuesto de dos letras) se remonta al latín, pero sin duda se reforzó y generalizó tanto en escritura como en pronunciación en nuestro idioma a partir de la influencia de lenguas indígenas como el náhuatl, cuyas palabras lograron que este sonido permeara en la lengua española y se volviera uno de los favoritos para la creación de léxico nuevo.
A partir de que el español adoptara una gran variedad de voces que contenían el sonido ch, tales como los nahuatlismos chayote, chamaco, chile, chocolate; se generalizó el uso de este sonido y se comenzaron a formar palabras que lo incluían, sobre todo en el habla popular; sin embargo, con el tiempo fueron formando parte de nuestro vocabulario general.
La lingüistica señala que uno de los ámbitos en los que más presente se encuentra el sonido ch es en los apodos, debido a que es un fonema que se acopla perfectamente para expresar afectos y desafectos.
Así, generalmente, los mexicanos optamos por sobrenombres que lleven ch para denominar a personas cercanas. Todos conocemos a un Nacho, a un Pancho, a una Concha o la historia de una famosa persona, todos la conocen por el apodo de Chona.
Chido: palabra muy popular que significa ‘bueno, bonito o apreciable’.
Comenzó utilizándose en el habla de estratos socioculturales bajos, sin embargo, poco a poco fue generalizándose y se volvió propia de los demás estratos sociales. En el mundo del entre-tenimiento, uno de los primeros registros del uso de esta voz se encuentra en el personaje del cómico mexicano Luis de Alba que con “El Chido” popularizó aún más la palabra a principios de los años 80: ¡Chido, chido, chido!
Chale: Esta voz tiene dos acepciones. Con el sentido de “¡caray!” o “¡caramba!”, esta interjec-ción expresa sorpresa, incredulidad o molestia: “¡Chale, me cortaron la luz!”. A veces también se usa en plural: “Chales, no hay nada en la tele”.
Chafa: Se utiliza para referirse a algo que es malo, deficiente o de mala calidad: “Estos patines salieron bien chafas”.
Choro: Esta palabra como “discurso largo y cansado que no interesa al oyente” como en: “Ay, mamá, ya vas a empezar con tu choro”, mientras que el Diccionario de mexicanismos de la AML (Academia Mexicana de la Lengua) agrega que se trata de un discurso poco creíble: “Te juro que no es choro, me acabo de divorciar”.
Chipocludo: es un adjetivo que significa destacado, sobresaliente o importante: “Mi tarea me quedó bien chipocluda”, “El Chicharito es el futbolista más chipocludo que conozco”. Se piensa que esta palabra viene de chipocle una variante del nombre del chile chipotle más el sufijo -udo, que forma adjetivos derivados de sustantivos e indica abundancia: como en barbudo, sesudo, etc.
Cháchara: quiere decir cosa de poco valor o menospreciada: “Voy al tianguis a comprar chá-charas” o “Recoge tus chácharas de la mesa que vamos a comer”. Su origen se rastrea hasta el idioma italiano con la palabra chiacchiera que significa “conversación trivial”. Cháchara también significa en el español general: “conversación frívola”, pero particularmente en México, se usa como sinónimo de baratija con potencial de objeto coleccionable.
Chanchullo: significa “hacer un negocio tramposo o un fraude”: “Hicimos un chanchullo en el trabajo y me gané una lanita extra”. Esta palabra proviene de la voz chancha que quiere decir embuste, mentira, engaño; a su vez chancha se deriva de chanza, broma que se le hace a alguien: “Mi novia se enojó porque le hice una chanza”.
Chitón: es una interjección que se utiliza para pedir silencio: “¡Chitón, que ya va a hablar el jefe”. Se piensa que es una palabra de origen onomatopéyico, es decir, que surge de los soni-dos que usamos para para callar a alguien: ¡shh! En español también contamos con las inter-jecciones chist o chis para pedir silencio, ambas se incluyen en el Diccionario de la Lengua Española.
Chafirete: se utiliza para referirse a una persona que se dedica a conducir vehículos. Proviene de la palabra chofer, además de que se utilizaba de manera despectiva pues el lingüista la define como “mal chofer, mal conductor de vehículo automóvil”.
Se trata de una palabra en desuso, sin embargo, está inmortalizada en una canción muy popular que podríamos describir como el himno de las palabras con el fonema ch: la “Chilanga Banda”: “Chambeando de chafirete / Me sobra chupe y pachanga”.
Fúchila: proviene de la interjección fuchi, que se utiliza para expresar asco o repugnancia, ambas voces son sinónimos: “¡Este mango ya se echó a perder, fúchila!”. La voz fuchi también dio lugar a la locución hacerle el fuchi a alguien o algo, es decir, rechazarlo o desdeñarlo, por ejemplo: “Chucho siempre le hizo el fuchi a trabajar de comerciante”. Esta palabra no sólo se usa en México, sino también en toda Hispanoamérica.