…cerca de las piedras vieron con alegría cómo se erguía un águila sobre aquel nopal…
Según la leyenda, cumplidos 130 años después de la creación del quinto Sol, los aztecas salieron de Aztlán (lugar de las Garzas), localizado en el occidente de México, donde recibieron por dios a Huitzilopochtli (Colibrí Hechicero), que tenía la valiosa habilidad de hablar para darles buenos consejos. Iniciaron su peregrinaje en busca de la tierra prometida por su dios tutelar: una zona pantanosa en la cual estuviera un nopal sobre una roca y sobre él un águila devorando una serpiente.
Los aztecas fundaron la ciudad de Tenochtitlan en el lago de Texcoco y desde allí comenzaron a dominar distintos pueblos hasta formar el gran imperio Azteca. La economía Azteca estaba basada en el cultivo de la tierra, es decir la agricultura, el número de especies cultivadas era abundante, pero el elemento esencial lo constituía el maíz. La base de la sociedad era una agrupación de familias organizadas en clanes, llamados calpullis.
El calpulli era propietario de las tierras de linaje, las que se distribuían, anualmente, entre las diversas familias de acuerdo a los miembros que la componían. La tarea recaía en el jefe del calpulli, que era el más anciano, a quien también competíapresidir las ceremonias en honor a los espíritus de sus antepasados.Aún cuando no existían clases sociales remarcadas, se pueden mencionar los siguientes rangos: nobles (pipiltin), entre los cuales estaban los caballeros águila y los caballeros tigre (más formalmente, caballeros ocelote).
Sacerdotes, que podían proceder tanto de una familia humilde como de una noble. Artesanos, divididos en pochtecas (comerciaban fuera de la ciudad) y tlanamacani (que comerciaban en la ciudad). Plebeyos o campesinos libres (macehualtin). Siervos (mayeques) campesinos que estaban en calidad de siervos. Esclavos (tlacotin), generalmente esclavos de guerra que iban al sacrificio o eran ocupados en diversas tareas.
La organización política de las tribus aztecas estaba basada en una teocracia militar en la que el fin guerrero estaba subordinado al fin religioso y en la que el mismo emperador (Tlacatecuhtli, Tlatoani) era un sacerdote.
En la religión azteca numerosos dioses regían la vida diaria. Entre ellos Huitzilopochtli (deidad del Sol), Coyolxahuqui (la diosa de la Luna que, según la mitología azteca, era asesinada por su hermano el dios del Sol), Tláloc (deidad de la lluvia) y Quetzalcóatl (inventor de la escritura y el calendario, asociado con el planeta Venus y con la resurrección).
Los sacrificios, humanos y de animales, eran parte integrante de la religión azteca. Para los guerreros el honor máximo consistía en caer en la batalla u ofrecerse como voluntarios para el sacrificio en las ceremonias importantes. Las mujeres que morían en el parto compartían el honor de los guerreros. También se realizaban las llamadas guerras floridas con el fin de hacer prisioneros para el sacrificio para alimentar a las deidades solares y asegurar la continuidad de su aparición cada día y con ella la permanencia de la vida humana, animal y vegetal sobre la Tierra.
Pero la religión no sólo influía en la organización política, también lo hacía en la organización social. Entre los tenochcas había 20 clanes o calpullis, en los cuales los jefes de familia elegían un representante (calpullec), asesorado por un consejo de ancianos (huehuetque). Los representantes de los calpullis formaban el tlatocan, organismo que presidía el gobierno general de Tenochtitlan.
La cultura azteca desarrolló una arquitectura de pirámides truncadas. La pirámide del sol constituye el máximo exponente de su arte constructivo. La escultura fue un arte asociado a la arquitectura y contribuía a dar mayor realce a los imponentes edificios. Pintura y cerámica son característicos por su gran belleza y esplendor. Sin embargo fue el calendario lo que más se destacó entre las creaciones aztecas. El destino de los hombres estaba rigurosamente señalado en él. Entre los aztecas, los augurios y horóscopos alcanzaron gran desarrollo. Al combinar el calendario civil y el religioso, podían determinar, entre otras cosas, el oficio más adecuado para la persona.
Hubo muchas luchas y confusiones dentro del valle de México. A pesar de hallarse siempre en guerra, estas diversas tribus estaban más o menos ligadas por lazos de parentesco; todas hablaban el mahuetl, como los toltecas; tenían las mismas costumbres de convivencia en la tribu, idéntico estilo en la arquitectura y escultura. Habremos de referirnos aquí exclusivamente a una sola, la que se impuso a todas las demás y ejercía la supremacía en el valle de México cuando penetraron allí los españoles: la de los tenochca.